CAPITULO 4 BEATRICE
El problema seguía siendo así, con el tiempo, podría yo llegar a ser un
buen hijo y un ciudadano útil o si mi naturaleza me empujaría por otros
caminos. Mi último intento de ser feliz a la sombra del hogar y dentro del
espíritu paterno había durado mucho; a veces lo había conseguido, pero al final
fracasé por completo.
El mundo exterior me era completamente indiferente, y, durante días, no
hacía más que escucharme a mí mismo y los torrentes misteriosos y oscuros que
fluían dentro de mí.
…y a mí se me hinchaba el corazón del placer de dejar correr
generosamente todos los deseos acumulados de hablar y comunicarme, de ser
reconocido por alguien y de valer algo a los ojos de uno mayor que yo.
Y
mientras yo me divertía y a menudo, en torno a una mesa sucia en tabernas de
baja estofa, asustaba a mis amigos con mi inaudito cinismo, tenía en el fondo
del corazón un gran respeto por todo aquello que ridiculizaba y en mi interior
me arrodillaba ante mi alma, ante mi pasado, ante mi madre, ante Dios.
Era
todo como una obligación, Yo hacía lo que creía que debía hacer; de otra forma,
no hubiera sabido que hacer conmigo mismo.
Aquel
día de primavera encontré en el parque a una muchacha que me atrajo mucho (…)
Le puse el nombre de Beatrice, nombre que conocía, sin haber leído a Dante, por
una pintura inglesa cuya reproducción guardaba (…) Nunca crucé con Beatrice ni
una palabra. Sin embargo, ejerció en aquella época una influencia profundísima
sobre mí. Colocó ante mí su imagen, me abrió un santuario, me convirtió en un
devoto que reza en un templo (…) De nuevo podía estar solo.
-
¡Bah!
¿Para qué discutir? En todo caso, es probable que la vida de un borracho y
libertino sea más animada que la del ciudadano intachable; y además – he leído
una vez – el libertinaje es la mejor preparación para el misticismo. Siempre
son hombres como San Agustín los que se convierten en profetas. También él fue
antes un disoluto y un hombre de mundo.
Todo
había comenzado con Beatrice; pero desde hacía tiempo vivía con mis pensamientos
sobre Demian en un mundo tan irreal que la había perdido totalmente de vista,
incluso en mis pensamientos. No hubiera podido contar a nadie una palabra de
mis sueños, esperanzas y transformaciones interiores, aunque hubiera querido.
Pero, ¿Cómo lo iba a querer?
PREGUNTAS
-¿Alguna
vez has percibido que tus preocupaciones resultan difíciles de comprender por
la mayoría?
-¿Te
has sentido alguna vez tan familiarizado con tu dolor, que no sentirlo podría
llegar a preocuparte?
VIDEO EXPLICATIVO
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