CAPITULO 3 EL MAL LADRÓN
Observa bien a
un hombre y sabrás de él más que él mismo.
Todos
los hombres pasan por estas dificultades. Para el hombre medio es éste el punto
en que las exigencias de su propia vida entran en colisión dramática con las
circunstancias (…) Muchos viven tal morir y renacer, que es nuestro destino,
solo en ese momento de su vida en que el mundo infantil se resquebraja y se
derrumba lentamente, cuando todo lo que amamos nos abandona y, de pronto,
sentimos la soledad y frialdad mortal del universo que nos rodea.
Cuando
quieras conseguir algo de alguien, lo miras inesperadamente a los ojos con
firmeza; si ves que no se intranquiliza, puedes renunciar a tu deseo; no vas a
conseguir nada de él.
Se
venera a Dios como padre de la vida, negando al mismo tiempo la vida sexual,
sobre la que se basa la vida misma, declarándola diabólica y pecaminosa.
Si hoy
tuvieras que escoger de entre los dos ladrones a uno como amigo, o tuvieras que
decidirte por uno para darle tu confianza, seguro que no elegirías a ese
converso llorón. No, elegirías al otro, que es todo un hombre y tiene carácter,
le importa tres pitos la conversión, que, dada su situación, no puede ser más
que palabrería, y sigue su camino hasta el final, sin renegar en el último
momento cobardemente del demonio que le habría ayudado hasta entonces. (…)
Quizá fuera un descendiente de Caín; ¿tú que crees?
El Dios del
antiguo y el nuevo testamento, es en efecto, una figura extraordinaria; pero no
es lo que debe representar. Él es lo bueno, lo noble, lo paternal, lo hermoso,
y también, lo elevado y lo sentimental. ¡De acuerdo! Sin embargo, el mundo se
compone de otras cosas y éstas se adjudican simplemente al diablo, escamoteando
y silenciando toda la mitad del mundo.
El
descubrimiento de que mi problema era el de todos los seres humanos, un
problema de toda vida y de todo pensamiento se cernió sobre mí como una sombra
divina y me llenó de temor y respeto al ver y sentir que mi vida y mis
pensamientos más íntimos y personales participaban de la eterna corriente del
pensamiento humano.
Por eso cada
uno tiene que descubrir por sí mismo lo que le está prohibido. Se puede ser un
gran canalla y no hacer jamás algo prohibido. Y viceversa. Posiblemente es una
cuestión de comodidad. El que es demasiado cómodo para pensar por su cuenta y
erigirse en su propio juez, se somete a las prohibiciones, tal como las
encuentra.
Así van
cayendo las hojas de un árbol otoñal, sin que él lo sienta; la lluvia, el sol o
el frío resbalan por su tronco, mientras la vida se retira lentamente a lo más
íntimo y lo más recóndito. El árbol no muere, espera.
PREGUNTAS
-En alguna medida tu educación o alguna creencia comprometió
el libre desarrollo de tu sexualidad?
-Podrías describir como ha sido tu particular construcción de
un criterio propio, que te haya hecho superar el mero cumplimiento de las
reglas o convenciones sociales?
VIDEO EXPLICATIVO
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