CAPITULO 6 LA LUCHA DE JACOB
Eran palabras
sobre la lucha de Jacob con el ángel de Dios,
Y aquella
frase: “No te dejaré hasta que me hayas bendecido.”
Ah,
cada religión tiene su belleza! La religión es alma pura, y de lo mismo que uno
comulgue como los cristianos o que peregrine a la Meca. (…) El sacerdote no
quiere convertir a nadie; quiere únicamente vivir entre creyentes, entre sus
iguales, y quiere ser portador y expresión del sentimiento que forja a nuestros
dioses.
Yo no
digo que usted haga todo lo que le pase
por su mente. No. Pero tampoco debe usted envenenar las ideas, reprimiéndolas y
moralizando en torno a ellas, porque todo tiene su sentido.
Ya se
verá si nosotros, usted y yo y algunos más, somos capaces de renovar el mundo.
Pero debemos renovarlo en nosotros mismos, día a día; si no, nada valemos.
Cuando odiamos
a un hombre, odiamos en su imagen algo que se encuentra en nosotros mismos. Lo
que no está dentro de nosotros mismos no nos inquieta.
Cada hombre
tiene que dar una vez el paso que le aleja de su padre; de su maestro; cada
cual tiene que probar la dureza de la soledad, aunque la mayoría de los hombres
aguanta poco y acaba por claudicar.
No existía
ningún deber, ninguno, para un hombre consciente, excepto el de buscarse a sí
mismo, afirmarse en su interior, tantear el camino hacia adelante sin
preocuparse de la meta a que pudiera conducir. Aquel descubrimiento me conmovió
profundamente; éste fue el fruto de aquella experiencia.
La misión
verdadera de cada uno era llegar a sí mismo. Se podía llegar a poeta o a loco,
a profeta o a criminal; eso no era asunto de uno a fin de cuentas, carecía de
toda importancia. Lo que importaba era encontrar el propio destino, no un
destino cualquiera, y vivirlo por completo. Todo lo demás eran medianías, un
intento vano de evasión, de encontrar refugio en el ideal de la masa; era
amoldarse; era miedo ante la propia individualidad.
Quien desee
solamente cumplir su destino, no tiene modelo, ni ideales, nada querido y
consolador. Este es el camino que habría que seguir. La gente como usted y como
yo está muy sola; pero, al fin y al cabo, nosotros tenemos nuestra amistad,
tenemos la satisfacción secreta de rebelarnos, de desear lo extraordinario.
También hay que renunciar a eso cuando se quiere seguir el camino siendo
consecuente. Tampoco se puede querer ser revolucionario, ni mártir, ni dar
ejemplo. Sería inimaginable.
PREGUNTAS
¿En
algún momento de tu vida un principio ideológico heredado te ha hecho censurar
alguna opinión personal?
¿Qué
opinión tienes frente a la idea de que cuando se odia, lo que se odia es algo
dentro de nosotros mismos?
¿Si
tuvieras que mencionar un mentor, guía o tutor que tuviste que dejar atrás para
asumirte individualmente, quien sería?
VIDEO EXPLICATIVO
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